Trátame con suavidad mi Querido Dueño,
Porque no hay corazón en este mundo
Que agradezca más la dulzura
Que mi amante corazón
No rompas mi alegría con un palo,
Porque aunque lama tu mano entre cada golpe,
Tu paciencia y comprensión me enseñara más rápido
Lo que quieres que yo aprenda.
Háblame con frecuencia, ya que tu voz
es la melodía más agradable a mis sensibles oídos,
tal como lo evidencia el alegre movimiento de mi cola,
cuando tus pisadas son escuchadas y olfateadas.
Con la mejor atención e inmensa felicidad
Cuando ha llovido y hace frio, por favor hazme entrar
Pues soy un ser que siente, y animal domesticado
No acostumbrado a esas durezas.
Comprende que no aspiro a mas gloria que el privilegio
De echarme a tus pies para guardarte desinteresadamente.
Si no tuvieras hogar preferiría seguirte
A través del hielo y la lluvia, antes que descansar
En el mas cómodo almohadón.
Mantén mi plato lleno de agua fresca,
Porque aunque no te reproche cuando esta seco…
Yo no puedo decirte cuando tengo sed.
Aliméntame con comida limpia, para conservarme sano y útil,
Siempre a tu lado queriéndote y protegiéndote con mi vida, si la tuya peligrase.
Mi querido dueño…, cuando me ponga viejo,
Si quedo privado de mi salud o algo lento y torpe
Por favor!!! No me separes de ti,…no me botes…
Mejor quítame la vida dulcemente… Y yo te dejare convencido
De que mi destino fue siempre
Más seguro en tus amadas manos.
Beth Norman Harris